SEGUROS, LO QUE NECESITAS SABER




Muchos de los problemas que resultan de la relación entre la persona asegurada y la compañía aseguradora se deben a la escasa o nula información que la persona asegurada tiene respecto del seguro contratado.
Las pólizas son largas y de difícil lectura, de modo que, en general, la persona que contrata el seguro sólo verifica que algunos datos como el objeto o el hecho asegurado, la vigencia y/o la suma asegurada estén correctos.
Como consecuencia, las condiciones del contrato de seguro son -en su mayoría- desconocidas por el asegurado.
Una de tales condiciones es el deber del asegurado de información hacia la aseguradora.
Ocurrido un siniestro (esto es, el hecho asegurado), el asegurado debe denunciarlo en tiempo y forma y suministrar al asegurador, a su pedido, la información necesaria para verificar el mismo y su extensión. La información tiene que ser verdadera, tanto en cuanto al daño en sí mismo como en cuanto a su monto.
Conocer este tipo de obligaciones es de vital importancia para la persona asegurada, ya que si no las cumple, o exagera por ejemplo fraudulentamente los daños y/o su valor, pierde el derecho a cobrar su indemnización.
Recomendamos pues siempre leer íntegramente la póliza, ya que, en definitiva, de ella se desprenden todas las obligaciones y derechos de ambas partes y las consecuencias en caso de incumplimiento.
Y como diría la ley: difícil alegar y probar que uno no conoce lo que contrató por escrito.

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